Una de las críticas que se le suele hacer a la inteligencia artificial generativa (que como conté en otro post, es una sección muy específica de la IA) y que yo mismo hago, es que va a atrofiar nuestra capacidad de hacer y pensar cosas críticamente. Si decides programar usando sólo un chatbot (una práctica llamada “vibe coding” en inglés), vas a delegar constantemente no sólo el trabajo, sino la capacidad de aprender cómo hacerlo. Nunca vas a aprender a programar bien. Ni siquiera vas a saber cómo corregir los errores que salgan de ese vibe coding, porque no vas a saber identificarlos. Lo mismo puede pasar con cualquier actividad humana que se le delegue a una inteligencia artificial: escribir, componer o tocar música, pensar en argumentos, lo que sea.
La crítica me parece muy cierta porque la inteligencia artificial, aunque ayuda bastante, también puede hacer que dejemos de pensar por nosotros mismos. Si usamos un chatbot para todo, terminamos repitiendo lo que nos da sin entenderlo, y eso nos quita la capacidad de aprender o de resolver problemas por nuestra cuenta. El problema no es la herramienta, sino cuando dejamos que piense por nosotros. El texto invita a reflexionar sobre cómo la tecnología puede afectar nuestra forma de aprender y crear. No se trata de rechazar la inteligencia artificial, sino de usar su potencial sin perder el pensamiento crítico ni la creatividad humana, porque al final lo que nos diferencia es justamente nuestra manera de cuestionar y comprender lo que hacemos.
Laura Ximena Bolivar Roman