Un discípulo de Platón, Aristóteles, a veces es descrito como una de las últimas personas que sabían todo lo que había por saber. No porque estuviera al tanto de todo el conocimiento en general, sino porque en su época la escritura aún no era tan popular y la cantidad de conocimiento a la que podía potencialmente tener acceso un individuo seguía siendo muy limitada. Quizás conociera todo lo que había que conocer en su mundo, pero ese mundo era bastante pequeño. Probablemente ignoraba conocimientos de China, o América, pero no podía saber que los ignoraba. Eso es imposible de sostener ahora. Ninguna persona por sí sola puede tener en su cabeza todo el conocimiento humano. Pero sí tiene acceso, potencialmente, a todo este conocimiento, en internet, en libros, incluso en ChatGPT. Cada formato con sus errores y sesgos.
Me pareció un texto muy interesante porque reflexiona sobre cómo ha cambiado nuestra relación con el conocimiento a lo largo del tiempo. En la época de Aristóteles, era posible que una persona conociera casi todo lo que se sabía en su entorno, ya que el mundo que se conocía era limitado y la información circulaba de manera más sencilla. Hoy en día, vivimos rodeados de muchísima información a la que podemos acceder fácilmente gracias al internet y la tecnología. Aun así, tener tanta información también tiene su parte negativa, porque no siempre sabemos qué es cierto o qué vale la pena creer. Por eso, lo difícil ahora no es saberlo todo, sino aprender a entender bien lo que encontramos y usarlo de la mejor manera. Stephania Parra