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  1. Jan 2018
    1. . Como razón de Estado la ciencia funciona como el lenguaje más eficaz de la violencia desarrollista e, incluso, estandariza los formatos de disidencia. Ante este hecho se levantan las protestas semiarticuladas de los subalternos que, a veces, se convierten en evaluaciones creativas del conocimiento Occidental que integran con elementos de diversos sistemas de conocimiento, disminuyendo la hegemonía de la ciencia y manteniendo viva una pluralidad de conciencias. De particular interés para mi preocupación por la relacionalidad y el diseño es el argumento de que al separar la cognición del afecto y las ideas de los sentimientos en aras de la objetividad, la ciencia contribuye a aumentar la tendencia de la modernidad hacia las patologías del aislamiento y la violencia, lo que permite a los científicos recibir crédito por descubrimientos constructivos al mismo tiempo que evitan la responsabilidad de los destructivos.

      [...] Ni siquiera puede entrar en diálogo con otras formas de conocimiento debido a su pretensión de facto de tener el monopolio del conocimiento, la compasión y la ética.

      Mucho de esto lo hemos visto en los discursos sobre futuros de ciudad que supuestamente se basan en dogmas científicos para no pensar y armonizar desde lo relacional, lo emotivo y también la razón, los futuros más incluyentes y acordados.

  2. Sep 2017
    1. Participants in these groups celebrate technical exper-tise over skills that resonate with mainstream practices and ideals (like advocacy). Drawing out similar relations, Ellen Ullman (2012) uses her personal account of writing assembly language to argue that work closer to the machine helps (often male) programmers main-tain a higher status in computing cultures. In her examination of the largely male free/libre open-source software (FLOSS) community, Dawn Nafus (2012) extends this argument to hacking discourse in what she terms a “pushyocracy.” FLOSS members’ open scrutiny and “highly masculinized, aggressive online talking” shaped the perceived worth of individual contributions to expose “both the material aspects of computing and the social identities that people create for themselves through engaging with programming [...as] cultures made by and for men” (p. 671).

      Como he dicho en otra nota, esto también lo sentí antes de programar con solvencia dentro del espacio y en alguna medida la validación desde un saber particular en el que estaba adquiriendo experiencia progresiva y reconocimiento externo. Quehaceres específicos eran validados, mientras otros eran invisibilidados, particularmente cuando se referían a acciones políticas, logísticas y otros saberes más "blandos". Una crítica similar ha sido hecha por Perez-Bustos para el caso de la comunidad de software libre de Colombia, en la que HackBo se encuentra inmersa.

      Si bien el llamado es pensar otras categorías de tecnología y género que abrirían la participación a las mujeres, desde sus saberes particulares y las pondría en el centro del discurso desde sus quehaceres permanentes:

      This work invites critique of conventional technology and gender studies in which scholars have treated technology as “open to interpretation” but gender as a stable category (Mellström, 2009). In this, women’s substantive contributions to technology development go under-acknowledged and “the question of whether women can be considered insiders or outsiders of IT design also has to do with how ‘IT design’ is defined” (Sefyrin, 2010: p. 709).

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