Worthen (2012, 2015) explica que en la Sierra Norte es común entre los hombres el discurso de que las mujeres no pueden liderar porque no pueden realizar el trabajo físicamente pesadoque se requiere para estar al frente del colectivo en el sistema comunal. Esta antropóloga señala que el argumento de la debilidad de la mujer para alejarla de cargos en el cabildo prevalece a pesar de que convive con un discurso sobre la admiración por las mujeres fuertes de la comunidad que han demostrado poder trabajar a la par que los hombres. Existe simultáneamente con el hecho de quemuchos de los hombres autoridades no pueden desarrollar trabajo físicamente pesado, debido a su salud y edad. Así, esta autora concluye que se trata más bien de un argumento que reproduce un discurso esencialista sobre la fuerza física del hombre y la debilidad física de la mujer

Merleau-Ponty: el cuerpo que percibe, el cuerpo percibido

cómo en situaciones de violencia, el cuerpo tiene una constante transición entre ser objeto de ella e incorporarla, es decir, un individuo o grupo social que en algún momento fue violentado a través de su cuerpo o de los cuerpos de otros, incorpora,en el sentido bourdieano, dicha violencia, y la refleja en la reconfiguración de prácticas sociales que en otras circunstancias serían culturalmente inaceptables.

Un claro ejemplo de las deficiencias de este enfoque es la conceptualización de la cognición como representación de un ‘mundo’ preexistente y separado por parte de una ‘mente’ discreta, externa a ese mundo (la cognición como manipulación de símbolos). Para Varela y sus colegas esta es una equivocación; en lugar de «la representación de un mundo preestablecido por una mente preestablecida [la cognición es] la enacción de un mundo y de una mente sobre la base de la historia de la variedad de acciones que realiza un ser en el mundo» (Varela et al. 1991: 9). Cuando se piensa en ello tiene perfecto sentido: la ‘mente’ no está separada del ‘cuerpo’ y ambos no están separados del ‘mundo’,

Hay un amplio acuerdo, sin embargo, como señala la feminista Aymara Julieta Paredes (2012) en el sentido de que la humanidad aprendió a dominar en el cuerpo de la mujer. Por eso es necesario analizar la interrelación de los múltiples patriarcados existentes, desde los autóctonos hasta los modernos.