Estas brechas digitales reflejan divisiones socioeconómicas más amplias: entre ricos y pobres, hombres y mujeres2, ciudades y zonas rurales, y entre quienes han recibido una educación y quienes carecen de instrucción3. Por ejemplo, el 81% de los habitantes de los países desarrollados usan internet, más del doble de la proporción en los países en desarrollo (40%), que a su vez es más del doble de la proporción en los países menos adelantados (15%)4
Esta es una de las principales razones, en que los gobiernos en primera instancia se deben preocupar, si intentamos educar a los niños y niñas de forma crítica hacia las nuevas tecnologías, tendríamos más criterios que los jóvenes y niños de estas realidades, utilicen estas herramientas en pro del bienestar y de la economía de su comunidad.