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  1. Feb 2025
    1. En concreto, Latino/América se ha preguntado innumerables veces por su autenticidad, es decir, acerca de si realmente entra en el grupo de los humanos a los que se refiere el humanismo o si, por el contrario, tiene una forma distinta de humanidad o incluso de no-humanidad. Esta ondulación, que se ha visto como el efecto de un pueblo que no logra construir una identidad propia, puede ser, sin embargo, propiciadora de visiones renovadoras y alternativas de las humanidades tradicionales y puede encontrar en las humanidades digitales una oportunidad para lograr esa renovación. Por lo tanto, unas humanidades digitales desde América Latina no deberían aceptar sin más los principios excluyentes de las humanidades ni actuar sin entender que la crisis no solo es externa sino que es también autoproducida y un efecto de su propia tradición. Por el contrario, las humanidades digitales en nuestro contexto deben asumir la crisis de las humanidades de una forma generativa y productiva, como un espacio para descentrar y repensar el proyecto de lo humano y para promover la interculturalidad dentro de ese proyecto; ese multiculturalismo que justamente se ha visto excluido y que ha dado lugar a la posición ambivalente de lo latinoamericano en el humanismo.

      Tal vez incluso para superar el proyecto de lo humano o enmarcarlo como menos preponderante, en medio de esas otredades de las Humanidades eurocéntricas y con "H" mayúscula han omitido histórcamente.

      En ese sentido valdría la pena explicitar esos vínculos que este y el siguiente párrafo anuncian y cómo las HD, en particular las Latinoamericanas se conectan con esas miradas críticas.

      Al menos pareciera que la mirada lejana de los movivimento hacktivistas y de tecnologías cívicas de las HD ha sido más bien "apolitico" y academicista, aunque quizás, salvo excepciones crítica y políticamente informadas, como las ejemplificadas en este párrafo.

    2. Cabe recalcar que aquí mediación no implica una resolución de las tensiones, que no son necesariamente negativas en sí mismas, sino una forma de hacerlas explícitas y de proponer caminos fructíferos para la propia comunidad de humanidades digitales y sus intereses propios, navegando las oportunidades y dificultades que aparecen en su desarrollo.

      Me recuerda la postura de Gabriela Coleman en su tesis doctoral respecto a no definir lo hacker, acotándolo y por el contrario mantener las tensiones vivas y creativas.

    1. En ese sentido, también podríamos preguntarnos cómo sería un código localista, qué especificidades contendría, qué lo conectaría con las vidas cotidianas de quienes lo inventan.

      También valdría la pena preguntarse por formatos mixtos, como los de las narrativas de datos antes mencionadas, que van más allá de sólo el código, combinándolo con prosa, datos y salidas enriquecidas (visualizaiones, interactivos, etc) y en alguna medida explorando de antemano en qué consisten esas condiciones localistas y los cotidianos de quienes escriban tales narrativas.

    2. de alguna forma, borrar el relacionamiento con la propia lengua local y su vida cotidiana.

      No sé hasta qué punto se pueda afirmar eso. Depende de lo que si se programa en inglés tiene que ver con la vida cotidiana o no. En el caso de las tecnologías cívicas el código que escribimos en inglés, permanentemente tiene que ver con lo local y el cotidiano. Por eso son los usos significativos, de los que habla este párrafo al final, donde estaría el centro del posible desarraigo (o su ausencia), sin desconocer que hay usos totalmente enagenados de muchos lenguajes de programación.

    1. Adicionalmente, las instituciones formales tienen mayores incentivos para las motivaciones racionales, de acuerdo con la categorización de Puffer y Meindl46Puffer y Meindl, «The Congruence of Motives and Incentives in a Voluntary Organization». mencionada antes, pues por la realidad social que configuran y por el poder que se les concede, pueden producir formas de validación social que permiten que sus participantes avancen sus carreras o ganen prestigio público.

      O también les subsume dentro de las lógicas burocráticas, heterónomas y no convivenciales señaladas por Illich en textos como La Sociedad Desescolarizada (1972).

      En general el tono de institución y academicismo como estable y deseable y comunidad de práctica como pasajera y no tan deseada se percibe a lo largo de este capítulo, entre más avanzan las secciones, informado por los testimonios recolectados y la experiencia misma que ha estado marcada por esas comunidades de práctica pasajeras e identidades institucionalizadas en lugar de robustas e identitarias al margen de las instuciones.

      Por supuesto, es una apuesta del escrito consecuente, pero permanentemente me lleva a preguntas sobre cómo podría esto enriquecerse con experiencias y testimonios fuera de la red más académicista e institucionalizada de las HD.

    2. un hackerspace puede organizarse informalmente, sin jerarquías y de manera horizontal, y puede operar a partir de acciones voluntarias de su comunidad, a través de sujetos que ocupan roles provisionales y que se transforman rápidamente, mientras que una institución estatal como un museo se organiza formalmente porque depende de los recursos y la instrucción gubernamental, así como unos compromisos democráticos con el Estado. Un espacio educativo informal puede estar pensado para alfabetizar en herramientas digitales a un grupo de interés que asiste en la medida que su tiempo lo permite, mientras que un programa educativo formal —o reglado por el Estado—, tiene la finalidad de instruir y educar, pero también profesionalizar un campo bajo regulaciones definidas, y debe rendir cuentas en cuanto a su funcionamiento y estándar académico.

      Por ejemplos como estos es que la noción de institución me cuesta a menos que se refiera en el plano general de aquello instituido, en lugar de una acepción de organización más bien constreñida y contra la que se lucha, por ejemplo en la propuesta de Illich de pasar de la vida institucionalidada (como en el caso académico y estatal) a las organizaciones conviviales (como el hackerspace). Matizar la noción de institución ayuda a diferenciar mejor y a dialogar con los afuera, en lugar de la acepción en la cual todo es institución.

    3. O las redes, que aunque no están reguladas por políticas estatales brindan un soporte de legitimidad para hacer proyectos y eventos, lo pueden hacer a partir del proceso de institucionalización que surge de la propia asociación de sus miembros. En ese sentido, podemos ver que se conforman agentes institucionales con una agencia expandida, es decir, con una capacidad para actuar que va más allá de la de los individuos concretos.

      Creo que habría que distinguir lo legítimo de lo estatal/legal y de lo institucional. Desde muchas comunidades hacker/maker y hacktivistas sostenemos prácticas legitimas no institucionalizadas y dentro de un marco legal general, pero sin una constitución legal específica pues no fuimos nunca a una notaría pública a registrar el acta de constitución del hackerspace, ni contamos con gerente o con cargos formales a pesar de que sí reconocemos estructuras de poder relativamente planas y transitorias, configuradas por experticias diferenciales.

    4. podemos afirmar que el aspecto intelectual en conjunción con la técnica digital es importante para esta comunidad. Si no lo fuera, los agentes simplemente buscarían otros lugares con retribuciones más estables, con desarrollos más definidos y probados, y con mayores aspiraciones económicas.

      Algo muy similar ocurre con los hacktivistas.

    1. Hasta el momento, el diagnóstico es que se copian los métodos desarrollados en otras partes, pero no se ha producido una reflexión profunda sobre qué tan adecuados son para las prácticas en Latinoamérica —para una expansión de esta idea ver el capítulo 8—. Debido a que apenas se están descubriendo, es posible que una etapa más reflexiva y crítica llegue en un futuro.

      Al menos no en los espacios academizados e institucionalizados clásicos. Esta reflexión sobre tecnologías apropiadas y propias está bastante avanzada en algunos espacios hacker/maker de la región.

    1. necesariamente pasan por una hibridación de medios análogos y digitales de registro de información y de ritualidad comunitaria. Estas formas de memoria tienen materialidades, modalidades, modos de transformación y formas de circulación particulares que deben ser estudiados en su especificidad83Richard L. MacDonald, Nick Couldry, y Luke Dickens, «Digitization and Materiality: Researching Community Memory Practice Today», The Sociological Review 63, n.º 1 (febrero de 2015): 102-20, https://doi.org/10.1111/1467-954X.12215.. También sería imposible estudiar las democracias en el presente sin pensar en las formas de circulación de la información en internet, la vigilancia estatal y corporativa, o las formas de autoregistro de la personalidad y la ideología en redes sociales84Nick Couldry, «Surveillance-Democracy», Journal of Information Technology & Politics 14, n.º 2 (3 de abril de 2017): 182-88, https://doi.org/10.1080/19331681.2017.1309310..

      Esto me recuerda los proyectos como los que hacemos de memoria viva para la revitalización lingüística en el Amazonas o para auditar el discurso en Twitter de los candidatos a la presidencia en Colombia que entrarían en esas otras formas de ciudadanía y de mezcla entre la memoria análoga y la digital en nuestros tiempos y que fueron concebidos en diálogo con la academia, pero con tecnologías y prácticas desarrolladas por fuera.

    1. tecnologías endógenas creadas para contextos locales —como la industria computacional y de software en Brasil, o las formas de desobediencia tecnológica en Cuba—.

      ¿Alguna razón para no considerar las experiencias endógenas de creación de tecnología en Colombia, por ejemplo las que ocurren en comunidades hacktivistas?

    2. La relación simbiótica pero no siempre reconocida entre comunidades formales, es decir, instituciones humanísticas, y comunidades informales, como asociaciones y grupos de interés.

      Interesante. Particularmente desde las periferias que pueden estar en diálogo, pero no se quieren ver subsumidas dentro de las llamadas Humanidades Digitales, como los hacktivismos, grupos de tecnologías cívicas, estudios críticos de datos y código, enmarcados en los llamados estudios críticos de ciencia, tecnología y sociedad

    1. El capítulo 6 habla de distintos modos de relacionamiento con lo digital en las humanidades: instrumentales, de lo digital como cultura, activistas y de lo digital como medio de expresión. El capítulo 7 habla de la formación de comunidad en las humanidades digitales, sus dificultades y potencialidades. El capítulo 8 habla de las infraestructuras, sus problemas y líneas de trabajo para robustecerlas

      Es raro que en ese relacionamiento activista y preocupación por las infraestructuras y comunidades, las comunidades hacktivistas no parecen ser mencionadas, ni siquiera por contraste con la red de humanidades digitales

  2. Oct 2021
    1. otras visiones, así como la agencia, la autonomía y las resistencias de otros pueblos

      Sobre agencias, resistencias, autonomía y visiones, hay maneras de emplear las historias del Norte Global a beneficio de inventario sin pretender seguirlas, y más bien habitar futuros alternos a partir de configurar arreglos distintos de infraestructuras digitales y prácticas que las deconstruyan, de modo que tales arreglos de comunidades, infraestructuras y prácticas se modifiquen mutuamente.

      Esta es una investigación al respecto:

      Codiseñar Autonomías: artefactos digitales amoldables, hacktivismo y ciudadanías