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  1. Feb 2018
    1. el mundo está experimentando una gran transición; el diseño puede contribuir a fomentar una cultura de localismo cosmopolita que vincule, efectivamente, lo local y lo global a través de infraestructuras resilientes que acerquen la producción y el consumo con base en sistemas distribuidos; (c) las acciones de la gente para cambiar sus condiciones de vida cotidianas se llevan a cabo, cada vez más, a través de organizaciones colaborativas; los expertos en diseño, como piezas importantes en este redescubrimiento de la colaboración, ayudan a crear las condiciones para el cambio social;
    2. . Como Maturana y Varela señalaran con referencia a la forma como concibieron el novedoso concepto de autopoiesis, “no podíamos escapar de estar inmersos en una tradición [la racionalista] pero con un lenguaje adecuado podíamos orientarnos de manera diferente y, tal vez, desde la nueva perspectiva generar una nueva tradición” (1980: xvii). La novedad de su trabajo reside, precisamente, en haber inventado un nuevo léxico para hablar de la existencia biológica, en particular sobre la cognición, como veremos en el último capítulo

      Uno podría pensar en algunas referencias circulares que permitan escapes de la lógica en la que están inmersas. Un ejemplo es la licencia GPL, que usa los sistemas de restricciones que brinda el derecho de autor para proveer una meta-restricción: "prohibido prohibir". Estas prácticas circulares que deconstruyen las lógicas donde se instauran, podrían ser usadas también para revisar las tradiciones académicas, por ejemplo desde la publicación.

  2. Jan 2018
    1. La buena noticia, sin embargo, es que ya están sucediendo cosas más allá de lo usual en muchos ámbitos sociales, políticos y tecnológicos (como veremos más adelante, las transiciones civilizatorias ya están surgiendo); la mala noticia es que quizás no están sucediendo con la rapidez suficiente, si nos atenemos a los criterios de científicos y activistas del cambio climático

      o con el grado de propósito requerido. Más preocupante aún, la mayor parte de las políticas de diseño que continúan a nivel de la economía y el Estado descansan, cómodamente, en el mismo orden epistémico y cultural que creó los problemas que buscan resolver. Por eso una de las cuestiones más importantes que tiene que abordar el pensamiento radical del diseño es cómo ir más allá de las aporías causadas por el hecho de que enfrentamos problemas modernos para los cuales no existen soluciones modernas (Santos 2014).

      ¿Podríamos, de modo casi que paradójico, acelerar el diseño para las transiciones? Por supuesto, esto no tendría que ver con las dinámicas angustiantes del aceleracionismo de la singularidad y otras maquinaciones, sino con brindarnos infraestructuras y prácticas potentes que nos conecten y articulen a escalas más complejas para un mundo más humano.

      Algo similar a lo que hacemos en los Data Rodas y Data Weeks, con Grafoscopio, en los que un pequeño grupo de activistas puede editar obras completas y complejas en dos fines de semana, y aumentar la capacidad de enunciación y apertura de aquello que crea y construir sobre lo construido.

      Allí puede haber una clave sobre cómo acelerar la transición, cambiando de modelos epistémicos hacia ideas sobre bienes comunes soportados por infraestructuras comunitarias y de bolsillo. El tema es cómo escalar esto.

    2. Una pregunta clave es: ¿cómo se diseña para un mundo complejo? En lugar de seguir llenando el mundo con cosas, ¿qué estrategias de diseño nos permitirían —a los humanos— tener vidas más significativas y responsables con el medio ambiente (Thackara 2004)? El hecho de que todos vivimos, cada vez más, dentro de un ‘complejo de diseño’ significa que el diseño se ha convertido en “una categoría más allá de las categorías”

      Quizás diseñar para la complejidad implique reconocer el diseño en abierto, con sus ciclos de realimentación constantes y entregas parciales, pero continuas y progresivas. El código fuente de lo que diseñamos tiene que estar abierto, para alentar la bifurcación y construcción conjunta, lo cual implica prácticas e infraestructuras asociadas a ejercer dichas posibilidades.

  3. Nov 2017
    1. Rather,andthisisDerrida’sintervention,theactbringsthepeople,itspoliticalsubject,intobeingthroughtheact.Thepeopleadeclarationnamesdonotexist.Derridawrites,‘[People]donotexistasanentity,itdoesnotexist,beforethisdeclaration,notassuch.Ifitgivesbirthtoitself,asfreeandindependentsubject,aspossiblesigner,thiscanholdonlyintheactofthesignature.Thesignatureinventsthesigner.’

      [...] By bringing into play a chain of events, delegation, representation, naming, signature, and citations, a declaration enacts a signature that restores, by right, to political subjects their subjectivity.

      En este sentido, son Grafoscopio y el Data Week, quienes convocan a la comunidad alrededor de ellos mismos.

    2. Sotheproblemthatcopyleftsolvedwashowtoprovidefreesoftwarebutmaintainitsfreedom.TheideaofcopyleftbecamethefoundationofageneralpubliclicenceknownasGPLandspurredglobalfreesoftwareandopen-sourcesoftwaremovements.

      [...] It is not an exaggeration to say that the Internet, and especially the infrastructure of digital commons, is mostly run by open-source software such as WordPress, Wikimedia, Joomla, and Drupal, which are the results of the contributions of many programmers. Open-source software repositories such as GitLab, Savannah, Ourproject.org, and SourceForge, to give just a few examples, are a testimony to the resilience of the digital commons. It is no wonder, then, that it would be the subject of intense political economy analyses of its gift economy and also its ethics and aesthetics.

      Este es un caso práctico de un caso de descentralización (en la producción del código) que usa la centralización (de la Ley y su cobertura) para la protección contra el enagenamiento de los bienes comunes, al asumir una posición extrema en su defensa, preservació y expansión. Ver https://hyp.is/ZiqFIMfIEeefX0smBD82BA

  4. Sep 2017
    1. the ordinary hacker emerged from the entanglement ofhackerspaces. Writing on hacking has a rich subtext of intertwined human and non-human agencies. Tim Jordancompelling argued that the essence of hacking deeply involves reciprocalinteractions between individuals and things (Jordan, 2008). Hackers are often thought to be exceptional masters of technology. According this narrative, they leverage expertise with hands-on work to reveal what’s inside “black boxes.” This chapter explores an intriguing counter-argument: things make the hacker. This process deeply involves affect, a sense of community, and identification with a personal narrative.

      Las cosas crean a los hackers. que a su vez crean/modifican cosas que crean/modifican a más hackers!

    2. Members often toutthat “anyone can be a hacker.”While this claim is dubious– participation is limited by technical inclinations, skills, and comfort hanging around rowdy spaces –hackerspaces certainly helpproduce an “ordinary hacker.” Theyare sites where we can observe hacking’s movement from subculture to mainstream, and from an edgy to popular identity.

      Son los hackerspaces los espacios donde los hackers crean a los hackers, como un "bien recursivo" social. Habría que ver cómo es ese "hacker ordinario" y esos espacios de estéticas echizas y las preferencias de la gente afiliada por ellos y cómo esto configura o restringe formas de participación.

      Está creando el Data Week otro tipo de hacker que no es el ordinario, al tener llamados y poblaciones más diversas.

    1. Simply building prototypes with prototypes would not be a smart recipe for radical engineering: once in use, prototypes tend to break; thus, a toolset of prototypes would not be a very useful toolset for developing further prototypes. Bootstrapping as a process can thus only work if we assume that it is a larger process in which “tools and techniques” are developing with social structures and local knowledge over longer periods of time. The processes are recursive, much like the “recursive publics” that Chris Kelty (2008:30) describes for the free software development community: in both cases developers create sociotechnical infrastructures with which they can communicate and cooperate, which then spread to other parts of life. Kelty shows how such recursive effects are not simply the magical result of self-enforcing positive feedback. Recursive processes are based on politics. And resources. And qualified personnel. And care. And steering. In short, they need to be continually produced.