- May 2019
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nidad. Por el otro lado es un ejemplo de ocupación de los territoriospor parte de una ontología del conocimiento experto para el aumento de la productividad que es establecida por actores externos y se aceptan como universa
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- Sep 2018
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práctica esta ley ha tendido a convertirse en un instrumento de despojo de la tierra
Despojo tiene una definición clara. La Sentencia C-330 /16 y los lineamientos de política del MInisterio de Agricultura y la URT han venido dando respuesta a la problemática de ocupación secundaria http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2016/C-330-16.htm
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- Feb 2018
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“Cuando dejamos de tener nuestras propias propuestas terminamos negociando las de los demás. Cuando esto sucede ya no somos nosotros: somos ellos; nos convertimos en parte del sistema global de crimen organizado”
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Varela dio una definición minimalista del concepto que podemos usar como una bisagra hacia una conceptualización más amplia: «de hecho, la clave para la autonomía es que un sistema vivo encuentre su camino hacia el momento siguiente actuando adecuadamente a partir de sus propios recursos» (Varela 1999: 11). Lo mismo ocurre con los mundos y las comunidades, aun, o quizás especialmente, bajo condiciones de ocupación ontológica.
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‘cero mundos destruidos’
Este será el objetivo más difícil, cuando siempre hemos estado en dinámicas de ocupación ontológica, confrontación y destrucción de mundos.
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En todos estos casos los aparatos asertivos de diálogo (occidentales, supuestamente racionales) operan como tecnologías políticas para someter otras visiones de paz, diálogo y vida. En todos estos discursos se encuentra la falta de justicia cognitiva que Boaventura de Sousa Santos (2014) considera esencial para la transformación social duradera. Este es uno de los ejes más importantes para discutir el renovado interés por las visiones culturales, las civilizaciones y el diálogo intercultural como proyectos ontológicos y políticos complejos
Otras materialidades serían una forma de resistencia a la ocupación ontológica. Incluso usar la publicación sería una manera de hackear los lugares hegemónicos de dicho diálogo.
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- Jan 2018
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En otras palabras, las ontologías no preceden o existen independientemente de nuestras prácticas cotidianas; los mundos son enactuados por prácticas concretas. Finalmente, a menudo las ontologías se manifiestan como relatos y esto hace que los supuestos subyacentes sean más fáciles de identificar. Esta capa está ampliamente corroborada por la literatura etnográfica sobre mitos y rituales (de la creación, por ejemplo). También existe en las narrativas que nosotros, los modernos, nos contamos sobre nosotros mismos y que repiten, una y otra vez, los políticos en sus discursos o, invariablemente, las interpretaciones que hacen los noticieros de las siete de la noche sobre lo que sucede en el mundo. Lo que sucede remite, inevitablemente, al conjunto ontológico fundamental de individuo-real-ciencia-mercado, es decir, al hecho de que nos vemos como sujetos autosuficientes que enfrentamos un mundo compuesto de objetos independientes que podemos manipular a voluntad o, por lo menos, que esperamos hacerlo.
¿Qué hay de lo que no nos contamos y de lo que pensamos sin palabras? Mi ejemplo de la velocidad de la luz como constante universal o la impredictibilidad del siguiente número primo cómo dialoga dignamente con las ontologías locales, los conocimientos móviles, ¿sin asumir que lo inmóvil es mejor?
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De hecho los modernos imaginan el mundo como una superficie inanimada para ser ocupada; para muchas culturas relacionales, por el contrario, los seres humanos y otros seres habitan un mundo que está vivo. Mientras que los modernos ocupan el espacio los no modernos habitan en lugares, moviéndose a lo largo de líneas e hilos que producen el lugar. En breve discutiré los mundos relacionales. P
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a relación entre el diseño, la cultura y el poder en la coyuntura actual. En retrospectiva la coyuntura fue definida en términos de la ocupación ontológica de mundos relacionales por un mundo dominante, por un lado, y por las limitaciones de la teoría social moderna y las ciencias modernas para proporcionar soluciones convincentes a los problemas perversos o más difíciles de asir actuales, por el otro. Como he mostrado es posible encontrar elementos para responder a estos desafíos en varias tendencias académicas, incluyendo la antropología, el desarrollo, el humanitarismo, la ecología y ontología política y las teorías feministas. También es posible encontrar apoyo conceptual y político para esta tarea en las luchas y el pensamiento de grupos en resistencia a la globalización neoliberal, especialmente aquellos cuyas luchas emergen de ontologías relacionales, como en el caso de los grupos indígenas y afrodescendientes mencionados br
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Desde esta perspectiva lo que ocupa los territorios es una ontología particular, la de los individuos, el conocimiento experto, los mercados y la economía. Este es el mundo despiadado del 1 % (o, digamos, del 10 %) denunciado por los movimientos Occupy Wall Street e Indignados, recientemente, y por los movimientos alter-globalización por ya casi dos décadas; este mundo es impuesto sobre el 90 % y sobre el mundo natural con creciente virulencia, cinismo e ilegalidad ya que más que nunca lo ‘legal’ solo alberga un conjunto de reglas egoístas que imperializa los deseos de los poderosos. Las reglas y prácticas de este mundo van desde la Organización Mundial del Comercio y la invasión armada de países por fuerzas de ocupación militar-ontológica, con la aquiescencia de la llamada ‘comunidad internacional’, hasta la actual ocupación policial de barrios pobres de minorías étnicas en Estados Unidos, como el caso de Ferguson (Missouri).
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