Se trataría de inventar prácticas de contra-diseño que puedan mantener un compromiso duradero con proyectos de vida politizados. ¿Podrá la educación del diseño cumplir esta misión? Los conocimientos académicos, fundados bajo el imperativo firme de la separación del mundo natural, parecieran ser completamente incompetentes para proveernos con los conocimientos en sintonía con la Tierra necesarios para que los humanos funcionemos acoplados con ella. Tampoco parecen ser capaces de acoger los conocimientos lugarizados y vernáculos de las culturas que se rehúsan a rendirse al mundo globalizado, manteniendo su sabiduría del habitar y de enraizar sus mundos.
Esta frase me recuerda mis menciones a la anti-hackatón como forma de protección contra la gentrificación. En todo caso, la solución está del lado de no ser absorvido por la academía, para quedarse cómodamente enunciando desde su "torre de marfil" cómo está de mal el mundo, pero sin untarse de él, siguiendo esclavos de sus dinámicas de publicación indexada y los egos asociados.